Diarios autoetnográficos
Diseño de los diarios
Como explicamos en el diseño metodológico, entendemos que solo es posible acceder a las experiencias de creación artística y comprensión espiritual desde la interpretación de quienes las están viviendo. Los diarios acompañaron a los artistas durante el Laboratorio, para facilitar su participación como investigadores.
Optamos por un diseño semiestructurado del diario, con páginas mayoritariamente en blanco acompañadas de breves textos e imágenes alusivas a los temas de los 7 temas de los talleres. Al final de los diarios incluimos una caja de herramientas para la autoexploración compuesta por un listado de preguntas que buscan ayudar a las artistas a enfocar la atención en sus procesos de creación y comprensión. Este diseño permite que los diarios sean usados de múltiples formas, las cuales van desde una escritura totalmente estructurada, respondiendo a todas las preguntas sugeridas para la autoexploración, hasta un enfoque totalmente desestructurado, narrando libremente la propia experiencia.
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"A mí me pareció interesante (…) estar simplemente narrando sin estar pensando en la pregunta específica porque creo que a mí eso me cuesta más. ¿Cómo respondo esta preguntna específica tal día?… Me siento un poco encarcelado. Me parece que se puede seguir escribiendo, narrando y luego uno mismo ver qué preguntas (del listado) está respondiendo."
Rodrigo
"Ahora siento la necesidad de pasar (la experiencia) TODA por el lenguaje…la necesidad del ejercicio de la escritura como camino para terminar de hacerla mía. Así que se me ha ocurrido este viaje: voy a responder TODAS las preguntas de la caja de herramientas!!! jajajaja. Yo, que me vanagloriaba de intentar romper el software…JJ pues ahora voy a darle todo molidito al software…jijiji"
Guillermo
Los artistas develan sus procesos creativos
A continuación, presentamos una selección de fragmentos de los diarios en los que los artistas narran los procesos vinculados al surgimiento de una obra.
¿Surgió alguna comprensión espiritual en estos procesos creativos?
¿Puede descubrirse en estos diarios aquello que caracteriza la comprensión propia de las artes?
¿Qué recursos narrativos utilizan los artistas para expresar sus procesos creativos y espirituales?
¿Qué ocurre en el corazón de los artistas cuando crean?
¿Cómo es que, al crear una obra, la comprensión espiritual puede ocurrir?
Estoy llegando a ser uno
Angélica Chavarro
¿Cómo siento la relación entre la forma que desarrollé (boceto) y los aspectos de la experiencia espiritual que estoy explorando (muerte)? Hablando con Alejandro pude establecer una claridad con respecto a la elección del texto que utilicé en la primera parte del ejercicio. De alguna manera sí está condicionada por mi manera de hacer, ver, desde la disciplina artística. Existe una afinidad con el texto elegido que va más allá de la forma, un sentir que me da alas para experimentar(me) desde mi quehacer.
Entonces trataré de describir cómo siento la relación de este boceto con el eje del retiro que es la muerte, la finitud.
La negación de ser, ya no veo
ya no huelo
ya no hablo
ya no escucho
ya no pienso
ya no toco
ya no conozco
Para mí es morir
negar- desidentificarse
desvanecerse
pérdida de los sentidos
pérdida de la esencia corporal y mental de lo que creo ser, o desde dónde me
muestro o existo
La repetición de la frase: “estoy llegando a ser uno”
Todo y Nada para ser UNO
Aparece en mí la reflexión alrededor de la transformación como asociación a la muerte continua en la que nos encontramos desde que nacemos.
Yo ya no soy Angélica, la niña en su historia a los cinco años. Yo ya no soy Angélica en el colegio conociéndose con otras jovencitas.
Yo ya no soy Angélica en su adolescencia deseando amar y ser amada. Yo ya no soy Angélica buscando respuestas a los 21 años. Yo ya no soy el miedo que sentí de perder a mi mamá. Yo ya no soy la que extrañó a papá. Yo ya no soy la que estuvo extrañada, tampoco soy la libertad que sentí en el mar a los 25, a los 26, a los 30, a los 39 años, ya no soy ella. Pero a la vez soy todas ellas para llegar a ser ahora. No soy yo la que soy cuando me siento a sentir la magia de la vida, porque allí soy para sentir que estoy llegando a ser uno.
Soy sin ser, sabiendo que no seré nada de lo que he sido y seré mientras viva, cuando haya muerto seré la nada, el uno en el todo.
Y entonces tomo el texto: “Estoy llegando a ser uno”
Y repito y reescribo el texto todo y borro, y lo reescribo y lo borro, y lo reescribo y lo borro, y lo borro y lo reescribo, y aparece y desaparece continuamente y ese registro me permite ver que algo sucede y la superficie se transforma en algo nuevo, pues han pasado letras por allí, registrando la intención de evidenciar el todo y la nada- unas huellas.
Estoy
a ser
llegando
UNO
Del borrón y cuenta nueva, de la renuncia y la determinación del movimiento pendular (dual) de cada “llego a ser” para entregarme y no ser sino UNO.
Ya no eres pero fuiste y eso te hacer ser, sin llegar a ser determinante lo recuerdas para solo ser, pues ya eres y serás más, cuando se desvanezca lo que crees ser, hacer, poder, creer, para realmente ser en la NADA y llegar a ser uno.
Creo que lo abstracto del texto me hace relacionarme con lo abstracto de la mente, lo abstracto de la forma, donde todo es y a la vez nada es posible, pero sucede.
Pues empiezo la idea de una experiencia material, el grafito, el lápiz, el carboncillo, lo borrable, desaparecida: ese era el medio y me imagino sobrescribiendo y cuando comienzo a ensayar, reescribir, intentar materializar el pensamiento surge el fenómeno de la muerte, renunciar al resultado, renunciar a lo posible, a lo esperado y entrar a jugar, a sentir con conexión con un propósito y surgen cosas diferentes, nuevas, caminos no recorridos e interesantes para el renacer de una idea que se materializa en imagen.
de la razón ya no pienso
al sentir ya no siento surge la obra,
al hacer ya no hago el carboncillo
deja de ser la palabra no se lee el papel ya no es blanco
Todo deja de ser único, existente en sí mismo, para llegar a ser uno, obra, conjunto de todos los involucrados.
La Guitarra desafinada y la muerte
Alejandro Zuluaga
¿Cómo siento la relación entre la forma que desarrollé y los aspectos de la experiencia espiritual que estoy explorando?
La frase que tomé para este espacio fue del texto de San Juan:
“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, quedará solo. Pero si muere, dará mucho fruto”.
Lo escogí porque habla de la necesidad de la muerte, de caerse sobre la tierra, de ser un grando de trigo.
Las preguntas que me surgían eran:
¿Qué significa el grano de trigo?
¿Qué significa caerse?
¿Qué significa la tierra?
¿Qué es morir?
¿Qué es quedarse solo?
¿Qué es dar fruto?
Por otro lado, de una manera más literal, el texto me dice que si no quiero estar solo debo morir. Igualmente, me dice que si muero daré fruto.
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Todo esto me hizo cuestionarme ¿cómo puedo morir artísticamente, musicalmente, y cómo puedo dar fruto si atravieso esa muerte?
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Mientras pensaba en estas preguntas encontré una forma que, para mí, de alguna manera, significaba morir musicalmente y era coger mi guitarra y desafinarla para perder toda referencia de lo que he estudiado durante muchos años y así borrar todo el conocimiento que tengo de ese instrumento.
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Por otro lado, perder esas herramientas me iba a permitir explorar nuevas tareas y sentidos de la guitarra que para mí son totalmente desconocidos.
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Así mismo, el texto lo relaciono con la muerte del ego, una muerte que es necesaria para poder acercarse al otro, para poder relacionarnos con el ambiente que nos rodea y romper esa densidad que nos impide salir del corazón. Esta muerte dará frutos.
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Finalmente, tomé mi guitarra y comencé a buscar afinaciones desconocidas para mí, y una vez encontré la solución comencé a explorar las nuevas combinaciones de sonidos que podía producir, las nuevas resonancias del instrumento para descubrir esa nueva herramienta que tenía en las manos.
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La idea de dar fruto la asumí como la necesidad de hacer una música alegre, viva, que diera cuenta de eso que significa dar frutos.
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Además, frente a mí había una imagen de Shiva y el símbolo de un chakra a quienes no quería entristecer con mi música.
Esta nueva configuración de la guitarra me impedía usar la herramienta, no me generó angustia, por el contrario, fue una exploración que disfruté mucho y de alguna manera entendí el sentido de morirse, de no existir, para abrirse el camino a algo nuevo.
Sobre la vigilia de la propia muerte
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¿Contribuyó mi exploración artística a profundizar en la comprensión de la experiencia espiritual sobre la que estoy trabajando?
Sí, fue interesante sentir emociones frente a la muerte y poder traducirlas en sonido. Ante todo, me di cuenta de que a pesar de que la muerte es vista como encuentro triste y sombrío, me gustaría irme de esta vida con alegría, escuchando sonidos que alegren el corazón y me llenen de esperanza, sonidos como los de los grillos o los pájaros que salían de mi guitarra y me llevan a viajar.
Aunque es quizás el encuentro más definitivo de la vida, quisiera verlo como el inicio del viaje. Esa alegría traté de exteriorizarla con mi guitarra durante este momento de creación, con sonidos alegres, esperanzadores, repetitivos y brillantes, como si estuviera creando una atmósfera de luz que me va a acompañar en el camino.
Ya antes he abordado el tema de la muerte con mi música, la muerte de un ser querido, mi padre. En ese momento todo se puso oscuro y confuso.
Con mi propia muerte quisiera sentir paz, alegría y serenidad, así como la música que imaginé hoy. Acordes ligeros, resonantes, sonidos brillantes, rápidos, agudos.
Hora de comenzar un nuevo viaje.
Sobre la obra de los ángeles
Guillermos Santos
Sobre la obra de los ángeles
Guillermos Santos
Escribí sobre las preguntas VI y 17 de la Caja de herramientas para la autoexploración: “¿Hay alguna comprensión espiritual que haya surgido durante la creación de mi obra/boceto? ¿Cómo emergió esta comprensión?” y “¿Contribuyó mi exploración artística a profundizar en la comprensión de la experiencia espiritual sobre la que estoy trabajando?”. Para poder responder estas preguntas, entonces, lo primero es tratar de narrar ¿cuál es la comprensión?, ¿cómo emergió? Y ver si acaso contribuyó a la exploración artística.
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Lo primero que emergió fue la textura necesaria para ser ángel, la textura necesaria para llegar a ser ángel. ¿Cuál fue la comprensión? La comprensión es una sensación amorosa y reconciliada de aceptación y entendimiento del ser que era yo antes de la crisis escogida [para explorar en el taller], de sus falencias, de sus defectos, de las barbaridades que, al final, lo llevaron a esa crisis. La comprensión es una sensación amorosa y reconciliadora de aceptación y entendimiento de esas cosas, y también el dolor, el miedo y la angustia vividas durante la crisis. La comprensión es también una sensación de profundo agradecimiento por las cosas descubiertas al vivir la crisis, por la luz después del túnel, por la apertura sensible que dejó la crisis. La comprensión es también la claridad que se da en mí cuando esa sensación penetra mi intelecto. Es decir, cuando estas ideas son claras dentro de mí no sólo discursivamente, sino que ese discurso está penetrado por esa sensación.
¿Cómo emergió la comprensión en la exploración artística? A través de la forma, como una atracción hacia la textura, la textura como el elemento formal en esos rostros; es la atracción hacia esa textura desgastada la que, luego, me parece similar a las imperfecciones, falencias, defectos y barbaridades. Pero fue ver esas texturas lo que me permitió comprender; o sea fue el potencial estético de esas texturas lo que me permitió comprender la sensación amorosa, amar esos defectos de esas superficies, sentir la pertinencia de esos defectos en esas figuras. Dejarse conmover por ellos. Comprender con esa sensación su papel y su función y por eso decidí filmarlos en plano detalle. Y, luego, la manipulación de la forma, como el drástico cambio de la nitidez en el foco que revela el ángel fue abriéndome cada vez más a la comprensión de cómo ese dolor de la crisis abre el camino hacia lo bonito. Así contribuyó la exploración artística.
Yo soy
Rodrigo Restrepo
17.9.2022
Regresé el domingo del último taller lleno de gratitud y de un sentimiento profundo de amor.
Siento que las prácticas y el compartir nutrieron mi corazón y me hicieron más ligero, más pleno.
El lunes, un día después del retiro y con estos sentimientos a flor de piel decido sentarme al piano y quizás empezar a esbozar la composición. En realidad, no hay una intención tan clara en este sentido. No planifico, solo trato de expresar de una manera un tanto desprevenida este amor tan grande que siento latir en mi corazón. Decido trabajar sobre el Maha mantra pues éste siempre logra inundarme de Bhakti, de devoción y amor puro. La idea base surge rápida y fluidamente. A los pocos minutos ya tengo la armonía y la melodía. No hay lucha, ni conflicto.
De repente pienso en el pasaje del Bhagavad Gita en el cual Krishna se manifiesta a través de varias sentencias que empiezan con las palabras Yo Soy. También recuerdo los pasajes de la Biblia en los que esta expresión es usada, tanto en el antiguo Testamento por Yahvé, como en los evangelios a través de la palabra de Cristo. Y en el Apocalipsis.
Tomo el Bhagavad Gita y la Biblia con la idea de incluir una segunda voz que utilice citas de esta afirmación poderosa. Sin embargo, por cuestiones de métrica es imposible enmarcarlas dentro del ritmo que tengo definido, así que decido escribirlas yo mismo. Puedo incluir algunas cuantas citas literales, otras con variaciones. Las propias me surgen con fluidez, sin esfuerzo. También la dificultad para escribir el texto parece haberse desvanecido en este proceso creativo en particular. Solo brotan, y las escribo rápidamente. Debo salir a clase, pero incluso caminando me surgen más frases que voy escribiendo en el celular mientras me dirijo a la universidad.
Me viene asimismo a la memoria la Carta de San Pablo a los Corintios que tanto me gusta, esa exaltación tan sublime y bella del amor. Tomo solo un fragmento, la esencia de la epístola, que además resuena con el Yo soy. Dice así ¨si no tengo amor, nada soy¨. Siento la necesidad de acabar la obra con un coro que utilice esta frase. Surge también rápidamente. Voy grabando o escribiendo a lo largo de los siguientes días cada parte aprovechando este impulso que me da sentirme inundado de esta emoción, de este gozo amoroso. Trato de sentir profundamente esta emoción mientras canto, el amor es mi bastón, es mi fuerza, es mi maestro.
(…)
Siento que quizás yo soy un canal, un medio que permite que ese amor divino se exprese y se comparta a través de la música a otros, para que a su vez quizás también puedan entrar en esa misma resonancia.
El amor expande, el amor quiere entregarse y compartirse. No lucho con mi voz, cosa que generalmente sucede. Yo soy el canto del alma. El amor todo lo suaviza, el amor fortalece. Siento una profunda sanación, siento que no hay fuerza más grande. Ese amor me nutre, me hace sentir la fuerza y belleza de la vida.
Y pienso cuántas veces he podido tocar de maneras que me sorprenden cuando ese amor divino recorre mi ser. Ahora lo veo con más claridad, siento una gran diferencia cuando trato de expresarme musicalmente a través de la razón a cuando lo hago a través del corazón.
Sobre el sufrimiento de Dios
Carlos Miguel Gómez
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31.01.2023
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Con fiebre de 40, temblando sin parar por el escalofrío, en una silla de ruedas, le pedí el cuaderno a Xime para escribir este poema (En la sala de Urgencias). La espera era larga para ser atendido en el hospital. Sentí, como otras veces en el dolor profundo, la cercanía, o mejor la unión con Dios mismo que se hace humano para asumirlo todo. El misterio de la encarnación. Pensé en Jesús, el Cristo, enfermo, sufriendo. Pensé en Buda, muriendo de intoxicación intestinal.
A veces pensamos que es en los momentos de fuerza interior, de salud, de gozo, que más realizamos la esencia divina en nosotros. Por eso muchas veces la existencia del sufrimiento en el mundo se nos hace inexplicable, escandalosa, incompatible con la existencia de Dios, todo amor y bondad.
Pero justamente en la total entrega que produce el sufrimiento, en el despojamiento y el quebranto, ¡misterio de misterios!, la gloria divina no solo se muestra, sino que se hace posible. Solo ante el sufrimiento es posible la compasión, el unirse con el otro en la pura simplicidad de la pobreza, sin atavíos ni ilusiones.
Lo que solo el abismo revela:
Que la plenitud requiere el acabarse.
No he conseguido que nazca la imagen para decir lo que por ahora salió prosaicamente. Mientras iba y venía de la silla de ruedas al baño trataba de encontrar la imagen poética para expresar la intuición, el sentimiento de lo divino que sufre, de Dios que se hace humano para en el dolor y la finitud completar o llevar a plenitud su divinidad.
Podría reescribir el último verso:
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Que lo divino solo se consuma en lo humano.
Que solo un Dios que sufre es divino.
Que la fragilidad completa lo divino.
Que solo en la fragilidad se completa lo divino.
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Esta comprensión espiritual es cada vez más clara para mí, la puerta de una vida humilde y compasiva que no se vanagloria de sus triunfos y fortalezas, sino que abraza el dolor y la finitud como lugares en donde la plenitud misma prospera.
Que la belleza sea tantas veces pasajera, delicada, impermanente, no es una señal de su irrealidad, sino más bien la condición de su divinidad.
03.25.23
Si ha habido alguna comprensión espiritual que haya surgido durante el trabajo del Laboratorio es que Dios sufre con nosotros. No se trata de una idea filosófica o teológica, sino de la experiencia y el sentimiento de su cercanía total, completa. Su presencia y su ternura son tales que solo son posibles en la unión que da el sufrimiento. Compasión es el nombre de esta unión. Solo compartiendo el dolor es posible la compasión y la dulzura del amor que recibe y redime.
Un dios que no sufriera con su creación sería distante, indiferente, incapaz de amar. El dolor y el sufrimiento no son solo condición de la libertad de la creación, que requiere de un espacio abierto para moverse, actuar, ser más allá de la voluntad divina. El dolor y el sufrimiento, me ha parecido, son parte de la esencia divina y no su negación o la señal de su ausencia.
Solo un Dios que sufre es Divino. La fragilidad hace divino lo que solo era eterno – he escrito en los poemas de estos dos últimos ciclos.
La propia voz
Ximena Bernal
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Después de la práctica en la mañana sobre la crisis personal, salí a hacer música. Una melodía surgió inmediatamente. Así la grabé con mi celular en la aplicación que hace loops, pero que no tiene metrónomo. Grabé dos voces más el acompañamiento, pero no había equilibrio entre la voz principal, la melodía y las otras que debían ser más suave. Así, intenté duplicar la voz principal, pero fue muy difícil, pues sin metrónomo no me quedaban parejas… Allí llegó la comprensión sobre el camino espiritual y los “acompañamientos” en él. Luego la crisis, la ruptura con las instituciones.
Veo una analogía muy clara donde esas voces que deben acompañar el proceso espiritual toman fuerza y hacen que se pierda la voz principal, la voz de mi propio corazón, la melodía. Esa voz de los “maestros”, “gurús”, “sacerdotes”, “guías” se hace más fuerte y hace perder la voz propia del interior, de la chispa dentro de mí. Así que en la vida personal he quitado esas “otras” voces del medio. Estoy en un tiempo en el que no quiero intermediarios de “Dios”, los que dicen saber más, pues todos los que han pasado por mi vida tienen también su humanidad. No saben más de dios, ni del camino hacia dios.
¿Quién va a saber más que yo misma sobre mi propio camino, la voz de Dios, la Diosa, en mí? Nadie. Y en esta medida todos pueden acompañar y ser guías del camino, pues bien sé que nos necesitamos los unos a los otros, los humanos, las plantas, los animales, todas criaturas amadas del Gran Misterio que nos atraviesa y nos une. Y así todos podemos acompañar sin jerarquías patriarcales ni juegos de abuso de poder. Creando, la propia voz está clara. Cuando podemos discernir entre el ruido mental y la voz certera del corazón, no hay pierde, la Divina Mano nos sostiene en todo momento y las voces de los que acompañan (todos los seres) ya no opacan la voz interior. Hoy para esto uso prácticas que mantienen mi escucha y discernimiento despiertos, así puedo escuchar mejor mi propia voz, la voz sin máscaras a través de la cual me habla y se expresa el Gran Misterio.
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